Un café con Lara Hernández, facilitadora en proyectos de innovación social
A Lara le encantaba montar todo tipo de tinglados en casa cuando era pequeña: que si un supermercado con tetra briks y envases vacíos de la despensa, que si un programa de televisión con su (pobre) hermano como cobaya, que si un concurso inspirado en Eurovisión… Esa creatividad y ganas de crear espacios que hicieran conectar a la gente se convirtió en un denominador común a lo largo de su vida.
Tras 9 años en París, Lara regresó a Gran Canaria en 2022 y forma parte hoy del equipo de Hashtag Coworking, donde cuida de la comunidad y la hace
crecer mientras continúa con sus proyectos como autónoma y sigue cultivando esa misma pasión por conectar y ayudar a personas.
¿Podrías contarnos un poco sobre ti y en qué consiste tu negocio?
Soy facilitadora y diseñadora de programas de formación con impacto social. Soy como un guía de montaña: ayudo a personas de distintas áreas a trabajar
juntas para desarrollar soluciones innovadoras a problemas sociales,promoviendo una colaboración efectiva y una toma de decisiones autónoma.
Mi madre lo explica mejor y dice que hago que la gente se entienda mejor y colabore para generar un cambio en la sociedad. En este artículo te lo cuento
mejor.
Trabajo con pequeñas y medianas empresas y organizaciones internacionales. Por ejemplo, el año pasado colaboré con Pueblos Remotos y el programa The Break, organizando un retiro de 3 semanas para conectar a emprendedores europeas con emprendedoras rurales.
Durante 9 años, viví en París, donde trabajé, entre otras muchas cosas, en programas de emprendeduría social para mujeres con Facebook (te cuento aquí mi historia). Hace un año y medio regresé a Gran Canaria y desde aquí continúo colaborando con Francia, por ejemplo en el programa Expand, donde diseñamos un programa de 3 meses para que estudiantes europeos, asociaciones y entidades públicas y privadas pudiesen imaginar soluciones innovadoras para las personas sin techos.
¿Has enfrentado algún desafío como emprendedora en este camino? ¿Cómo los has superado y qué has aprendido?
¡Claro que sí! El más complicado para mi es lidiar con la soledad del autónomo. Para mi es crucial tener esta autonomía y libertad pero conlleva una serie de
responsabilidades: tú estás al frente, tanto para lo bueno como para lo malo. He aprendido a aceptar esta gran contradicción en cuanto a dos necesidades
importantes para mi (independencia vs. equipo) para luego tomar decisiones que me ayuden a buscar un equilibrio.
En este caso, venir al coworking o cerrar proyectos con más presencialidad y trabajo en equipo me está ayudando muchísimo a sentirme más acompañada.
El segundo desafío es la gestión de los picos de trabajo. Hay épocas con mucha carga laboral y otras mucho más tranquilas. En este momento, mi objetivo es planificar con antelación actividades o viajes para esas épocas donde hay unos “bajones” tan radicales.
¿Qué te atrajo de este coworking en particular y por qué decidiste establecer tu negocio aquí?
Cuando regresé a Gran Canaria visité varios espacios de coworking pero me atrajo especialmente la visión de Amparo, la fundadora de Hashtag, muy
centrada en crear un ambiente acogedor y familiar. Me gustó su compromiso por centrarse en atraer atraer talento local y su apoyo a proyectos
emprendedores. Pone mucho esfuerzo en que se cree una comunidad, que es realmente lo que me interesa.
Además, yo buscaba una oficina y surgió la oportunidad de compartir espacio con otras tres chicas con perfiles totalmente diferentes al mío (Yaneva Santana, diseñadora gráfica, Paula Castillo, traductora y Cristina Izquierdo de La Sonrojada). Me siento super afortunada de haber conectado con mujeres tan máquinas y con perfiles tan diversos.
¿Cuáles son algunas de las cosas que más disfrutas de venir a Hashtag?
Lo que más disfruto es encontrarme cada mañana con super equipazo que se está construyendo: bajar las escaleras y que Olga me cuente qué tal le ha ido el finde, echarme unas risas con mi compi Pelayo, desear los buenos días a Oti de la FULP, que Laura me cuente qué tal avanza su negocio o ver la puerta abierta de nuestra ofi nada más llegar porque sé que alguna de las chicas ya está allí.
Disfruto mucho también organizando y participando en todas las actividades que ofrece el espacio tanto a nivel personal como profesional: desayunos
mensuales gratuitos, almuerzos, formaciones, Arte y Vino, ruta de tapeo en bici…
¿Qué mensaje te gustaría transmitir sobre la experiencia de trabajar en un espacio de coworking?
A cualquier emprendedora o empresa que esté considerando esta opción, le diría ¡vente y prueba! Pienso que el esfuerzo económico de pagar por un
coworking cada mes merece muchísimo la pena: a mi me aporta más estructura en la semana, soy más eficaz y productiva.
Además, te permite tener acceso a una red de personas, formaciones y actividades que sin duda suman al negocio. Por ejemplo, organizamos mentorías cruzadas mensuales, donde compartimos desafíos y recibimos feedback de otros coworkers, lo cual fomenta el brainstorming y la confrontación de ideas desde diferentes perspectivas.
Me gusta la combinación de tener un espacio privado de oficina combinado con la vitalidad y el dinamismo de un open space. Para mi el coworking es el formato del futuro de trabajo.
Grade Lara!